Cómo superar la pereza y mantener la motivación para entrenar

Mantener la constancia en el ejercicio es uno de los mayores desafíos para cualquier persona. Incluso quienes cuentan con el apoyo de un entrenador personal en Gijón, Avilés y Oviedo pueden sentir, en algunos momentos, que la motivación desaparece y la pereza se apodera de sus ganas de entrenar. Esto es algo totalmente normal y forma parte del proceso de adaptación de nuestro cuerpo y nuestra mente. La buena noticia es que existen estrategias sencillas y efectivas para recuperar el impulso, volver a conectar con nuestros objetivos y hacer que entrenar se convierta en un hábito que disfrutemos.

La pereza es normal: no significa que estés fallando

Todos, en algún momento, hemos sentido que no tenemos energía para entrenar. Puede ser por cansancio acumulado, por estrés, por falta de sueño o simplemente porque nuestro cuerpo busca comodidad. Lo primero es quitarle el peso de “fracaso” a la pereza. No significa que no tengas fuerza de voluntad, sino que tu mente y tu cuerpo necesitan señales claras para activarse.

Un error común es esperar a que llegue la motivación para entrenar, como si fuera una chispa que aparece de repente. En realidad, la motivación es algo que se construye día a día, y suele llegar después de empezar, no antes.

cómo mantener la motivación para entrenar Your Trainers

Entender por qué aparece la pereza

Si quieres saber cómo mantener la motivación para entrenar, el primer paso es comprender por qué a veces desaparece. La pereza suele aparecer cuando:

  • No existe un plan claro o un objetivo definido.
  • El entrenamiento es repetitivo y poco estimulante.
  • No se perciben resultados visibles en el corto plazo.
  • Hay un entorno que no invita a moverse (por ejemplo, demasiado tiempo sentado, mucha distracción digital).
  • El cuerpo realmente está fatigado y necesita descanso.

Distinguir entre pereza real y cansancio físico es importante. Si has dormido bien y no tienes dolor muscular excesivo, es probable que tu mente esté buscando excusas para evitar el esfuerzo. Y ahí es donde las estrategias prácticas hacen la diferencia.

Conectar con un propósito más allá de la estética

Uno de los motores más poderosos para mantener la motivación es tener un por qué profundo. No basta con el objetivo de “bajar unos kilos” o “verse bien en verano”. Las razones que realmente sostienen el hábito tienen que ver con mejorar la salud, moverse mejor y ganar calidad de vida:

  • Tener más energía para jugar con los hijos o nietos.
  • Reducir dolores de espalda y sentirse más ágil en el trabajo.
  • Prevenir lesiones y cuidar las articulaciones a largo plazo.
  • Mejorar la postura y la respiración para sentirse más liviano y seguro.

Cuando entrenas desde un enfoque funcional, cada sesión tiene un propósito práctico: mejorar la fuerza, la movilidad y la coordinación para que tu día a día sea más fácil. Eso es mucho más motivador que un simple número en la báscula.

Hábitos que sostienen la constancia

Crear el hábito de entrenar no tiene por qué ser complicado. Algunas acciones sencillas marcan la diferencia:

  • Planifica tus sesiones como citas importantes. Bloquea en tu agenda la hora de entrenar y respétala como lo harías con una reunión de trabajo.
  • Prepara tu espacio y tu ropa con antelación. Al eliminar barreras, reduces la tentación de posponer.
  • Empieza con poco y aumenta progresivamente. No necesitas sesiones largas al principio; 15-20 minutos de entrenamiento funcional pueden ser suficientes para activar el cuerpo.
  • Entrena en el entorno que más te motive. Al aire libre, en casa o en grupo, lo importante es que te resulte agradable.
  • Varía los ejercicios. Introducir kettlebells, TRX o trabajo de calistenia evita el aburrimiento y mantiene el cerebro estimulado.

Estrategias para vencer la pereza en el día a día

La clave está en tener pequeños trucos que activen el cuerpo cuando cuesta arrancar:

  • Comprométete con alguien. Entrenar con un amigo o en grupo aumenta el compromiso y hace que sea más difícil faltar.
  • Usa música o podcasts que te activen. Una playlist energética puede ser el empujón que necesitas.
  • Prueba entrenamientos cortos y dinámicos. A veces solo necesitas 10 minutos para romper la inercia, y terminas haciendo más.
  • Recompénsate de manera saludable. Después de entrenar, dedica unos minutos a estiramientos o respiración consciente para disfrutar la sensación de bienestar.
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La motivación crece cuando ves resultados funcionales

Nada motiva más que sentir mejoras en tu propio cuerpo:

  • Notar que puedes subir escaleras sin cansarte.
  • Descubrir que tu postura ha mejorado y tienes menos dolor de espalda.
  • Ver que tu fuerza ha aumentado y puedes mover tu propio peso con facilidad.

El entrenamiento funcional tiene esta ventaja: los resultados no son solo estéticos, sino prácticos. Te hacen sentir que cada sesión tiene un impacto directo en tu vida. Esto mantiene la motivación alta y evita el abandono.

Disciplina: el aliado silencioso de la motivación

La motivación es como el clima: cambia. Habrá días de sol y días nublados. La disciplina es lo que te mantiene en movimiento cuando la motivación no aparece. Crea rutinas, establece horarios fijos y recuerda que cada entrenamiento, por pequeño que sea, suma para tu bienestar a largo plazo.

Mantener la motivación para entrenar no es cuestión de suerte ni de esperar a “sentirse con ganas”. Es un trabajo diario de autoconocimiento, planificación y creación de hábitos que hagan del ejercicio una parte natural de tu vida. Cuanto más conectes tu entrenamiento con tu bienestar y con tus objetivos personales, más fácil será mantener la constancia. Y cuando sientas pereza, recuerda: un pequeño paso es mejor que ninguno, y a menudo es el inicio de un gran cambio.

Preguntas Frecuentes

¿Qué hago si no tengo nada de ganas de entrenar?

 Empieza con algo pequeño, como 5-10 minutos de movilidad o caminata. Muchas veces la motivación aparece una vez que el cuerpo se pone en marcha.

¿Es mejor descansar o entrenar cuando estoy desmotivado?

Si es solo pereza, entrenar ayudará a activarte. Si hay dolor o fatiga extrema, opta por descanso activo como estiramientos o yoga suave.

¿Cómo evitar abandonar el ejercicio después de unas semanas?

 Varía los entrenamientos, celebra tus avances y ten un plan progresivo que mantenga el desafío.

¿Cuánto tiempo se tarda en crear el hábito de entrenar?

Depende de la persona, pero entre 6 y 8 semanas de práctica regular suelen ser suficientes para integrar el hábito.

¿Qué tipo de entrenamiento motiva más a largo plazo?

El funcional, por su variedad y beneficios prácticos en el día a día. Al ver mejoras en fuerza, equilibrio y agilidad, la motivación se mantiene.